Laura era una persona consumida en la rutina. Llegaba todos los días de la universidad, soltaba la maleta sobre la cama y subía corriendo a saltar sobre la mamá mientras ella calentaba su anhelado almuerzo. Se sentaba al computador, hacia 1, 2, 3, 4, 5, tareas y muy a las 7:30 pm salía de su casa, todos los días, camino a buscar un rato de tranquilidad en algún café cercano a su casa, siempre el mismo, ese alguno mismo. Llegaba al café, prendía un cigarrillo pedía un tinto y se dedicaba a perder horas, mirando por la ventana lindos árboles mientras la gente pasaba.
Uno de esos días en que nada sale como estaba planeado, Laura llego a aquel parque, buscando calma en un tinto y un cigarrillo cuando se dio cuenta que la Luna, lela ella, ya no brillaba más.
Como en todo sistema, cuando se altera la variable, el caos se hace presente, así sea solo por un instante. Con lo que no contaba el azar, era con que ese parque estaba lleno de cafés que permitían un cigarro y un tinto mientras se veían los arboles. Y sin pensar mucho, camino unos cuantos bloques más y se sentó, en una mesa cualquiera, en un lugar cualquiera, a tomarse... cualquier cosa.
La atendió un hombre alto, mono y delgado, con una mirada particular, una sonrisa particular, le ofreció la carta y se fué. Laura, un poco desestabilizada, se concentró en el rojo de la carta, tratando de encontrar orden en algún lado y poder pedir algo que acompañara su azul cigarrillo.
-Que quieres tomar?
-Aún no lo sé, no me decido, hay muchas opciones.
-Muchas?
-Si muchas.
-Comencemos por lo básico. Con alcohol o sin alcohol?
-Eso son muchas opciones. Me confundes. No se que decidir.
El mesero, muerto de la risa, le dijo: Vámonos por lo sencillo, si te gusta la pagas tu, si no, la pago yo, trato?
-Trato.
Fué a la barra, abrió una cerveza la sirvió en un vaso y a la mesa, fué a dar.
Laura se rió, en exceso. No tenia claro si era por la imagen que emitía o por lo sencilla que era la solución. Sin embargo, se tomó la cerveza, se fumo su cigarrillo, pagó y se fué.
Al otro día, su rutina fue la misma, con la única diferencia de ya no ir a la Luna lela a fumarse un tinto, sino al café de la esquina a tomarse una cerveza, mientras conversaba del día con el mesero. Y así, se volvió su nueva rutina.
Un 20 de Julio, de esos en los que todo el mundo celebra, no se puede tomar, pero todos se quieren alcoholizar, Laura, como todo el mundo, salió en búsqueda de una gotas de cerveza que refrescaran sus pensamientos, corriendo con tan buena suerte que aquel café de la esquina, aunque cerrado, tenia gente adentro.
Ella, se asomó y el mono, le abrió.
Se tomaron 1 y 2 y 3 y 4 y 5 y quien sabe cuantas cervezas más, hasta que Laura fué consiente de que ya no era consiente. El Mono (como ella lo llamaba) se ofreció a llevarla a la casa y ya que no era tan lejos y podían ir a pie, ella aceptó. Y así, el Mono, también se volvió parte de su rutina.
Él no era perfecto, es más, de los más imperfecto con los que Laura había salido. Lleno de defectos, de vicios y de miedos. Tal vez parecido a Laura, quien también estaba llena de defectos, de vicios y de miedos.
Y fué conociendo a sus amigos, también a sus enemigos, a sus antiguas amantes y a sus futuras novias. El Mono la metió completamente en su ambiente, un ambiente de sexo, alcohol, drogas y.. no rock and roll no, pero si muuucho electro. Claro Laura, ya no necesitaba de estos distractores. En su cuerpo había una droga mejor que todas aquellas que los amigos del mono le podían ofrecer (porque eso sí el Mono nunca le ofreció nada).
Con el tiempo, el Mono se dejo llevar por la misma droga que había en el cuerpo de Laura una droga, que en palabras de los amigos de él, lo estaba sacando de un mundo de perdición para por fín entrar en un mundo real. Que tan real? Eso solo lo descubrian Laura y el Mono cuando sus cuerpos se juntaban y bailaban al ritmo de sus palabras, de sus sueños, de sus ideas, de sus peleas y de las tareas de Laura. Era ese mundo, que bajo la promesa de "nunca nos vamos a enamorar el uno del otro" se hacía perfecto, vivible y soportable.
De pronto, Laura se empezó a enamorar, grave problema... ella había hecho una promesa. Y con el fin de no romper la promesa, desapareció.
Rompió completamente su rutina, su esquema, su sistema. Desapareció. Lloró durante mucho tiempo. No sabía como solucionar eso y así se fué pasando el tiempo, mucho tiempo.
Hasta que un día, un 31 de Julio el Mono la llamó:
Hasta que un día, un 31 de Julio el Mono la llamó:
-Hola. Estas en casa?
-No, pero casí. Estoy llegando, tuve que salir a pensar como evitar decirte Feliz cumpleaños.
-Puedo pasar? Acabo de salir del velorio de mi abuela y no se a donde ir.
-Dale pasa.
Y así fué... con un sentimiento de rabia, dolor, tristeza y culpa Laura llegó a casa y se sentó a esperar al Mono.
-Parce la cague. Dijo él.
-Que hizo? Siguió en las drogas?
-No ya no, pero me enamore de usted. No fue mi culpa romper la promesa. De verdad perdóneme.
-Parce la cagó.
Respondió Laura, sabiendo que por dentro algo se desbarataba, porque ella también se había enamorado pero sabia que él decía mentiras, había vuelto a las drogas y ese era un mundo en el que ella no quería volver a entrar. Lo supo fácilmente por dos llamadas que entraron al teléfono del Mono mientras el silencio incomodo se los devoraba a los dos.
Respondió Laura, sabiendo que por dentro algo se desbarataba, porque ella también se había enamorado pero sabia que él decía mentiras, había vuelto a las drogas y ese era un mundo en el que ella no quería volver a entrar. Lo supo fácilmente por dos llamadas que entraron al teléfono del Mono mientras el silencio incomodo se los devoraba a los dos.
Un fuerte abrazo, unos cuantos aguardientes y de fondo una letras que solo decían "Please believe in me 'Cause what I need is for you to believe in me". Cuando terminaron el Mono sólo le dijo: que cagada que usted tenga las cosas tan claras.
Un abrazo, un fuerte beso y salió de la casa.
Un abrazo, un fuerte beso y salió de la casa.
Laura lloró, pero lo superó. No volvió a saber mucho del Mono, de sus amigos, de sus enemigos, de sus amantes ni de sus futuras novias. Hasta que un día 4 años después, un 12 de diciembre sonó el teléfono, Laura contestó, era Juan.
-Laura dónde estas? porque no has venido?
-Hola Juan, a donde tengo que ir? que pasó?
-Estoy en la funeraria. Me preguntan por ti, todos están extrañados porque tu no has venido.
-Como así Juan, de que hablas, no te entiendo. Quien murió? Quienes son todos? Sé claro por favor!
-Laura, yo no entiendo bien, estoy acompañando a Jack. Murió el Mono. Dicen que fue una sobredosis o un ataque de asma, no está claro. Tampoco tengo claro porque quieren que vengas. Conocías al Mono?
-[SIGHT] Si Juan, yo conocía al mono. Gracias por avisarme.
Tuuuuu Tuuuuuuuu Tuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu sonó al otro lado del teléfono de Juan.
Era increible, imperdonable, invivible, insoportable.
Pasó el tiempo y por cosas del destino, una noche, Laura se encontró con los amigos del Mono, quienes la saludaron muy duramente.
-Por que no fuiste? Por que una vez más, aún en el ataúd lo dejaste botado?
-[SIGHT] No sé. Nunca sé. Nunca sabré.
Dicen que aún Laura, cada que algo importante pasa en su vida, se acuerda de esto y se dá golpes de pecho, por aquel dia, 4 años 5 meses y 12 días atras no haber sido sincera y haberle tenido el valor de decirle al Mono
-Mono, no la cagó... La cagamos...
Y para Finalizar: Believe in me - Lenny Kravitz
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