.: Talulah :.

...In this great future you can't forget your past...

domingo, abril 07, 2013

Y a veces sonríe...

Comienzo con: Maria - CaféTacuba

 Cada día para Agustina, era una historia distinta. 

No creía en el destino porque en su pequeña cabeza no cabía que todo lo que le sucedía a ella estuviera completamente planeado. El destino le parecía una simple excusa para aquellos que le tienen miedo a la vida.

Si algo era cierto, es que al rededor de Agustina todo era caos y problemas. No salia de uno cuando ya estaba en otro. Sin ser ella la que los iniciara, siempre era la causa. Era como una energía que mantenía su mundo revuelto.

Cuando su mundo se congestionaba, Agustina solo quería soledad y tranquilidad. Salir por las calles a medir piedritas y a recorrer parques horas enteras sin pensar en un por qué. Sin embargo cuando Agustina volvía a la realidad, cuando volvía a su pequeña habitación en una posada, volvía a tocar ese suelo firme que le recordaba lo difícil que era todo -En ese momento-.

Agustina nunca estaba sola. Como el balance perfecto del mundo, sucedía que ella era ese tipo de personas que irradiaba luz a donde llegara, lo que hacía que siempre estuviera rodeada de gente bonita. Gente que la apreciaba y que le daba las fuerzas para salir adelante.

Su vida era como un cuadro vivo de la carrera séptima en Bogotá un día de sol a las 5 de la tarde. Luz y calor por todo lado pero trafico, congestión, smog y gente caminando de prisa buscando llegar a su destino. Esa era Agustina.

Cansada de su mundo, una tarde cualquiera Agustina tomo banca en el parque Santander, al lado del carrusel, y se quedó fijamente observando un niño que se divertía solo jugando con hojas y piedritas, tal como ella aun a sus 22 años, solía hacer.

De repente unas lagrimas escurrieron por sus mejillas y como si fuera un llamado de su padre, el niño corrió a su banca y en una dulce voz le preguntó:

-Por que lloras?
No lo sé. Respondió Agustina.
-Uno no debe dejar salir las lagrimitas de los ojos sin motivo alguno porque cuando de verdad las necesites ya se te habrán acabado.
Enseguida le limpió la ultima lagrima y volvió a su juego, como si nada hubiera pasado. Al llegar al carrusel, volteo su cabecita y sonrío... luego rió. De esas risas contagiosas.

Agustina se quedó unos cuantos minutos más en la banca, pensando en lo que aquel niño le había dicho. Se lió un canutico y comenzó a andar. Vino a su cabeza aquellos momentos realmente dolorosos en los que su cuerpo le había impedido llorar.

Ese día, Agustina decidió como quien descubre el agua tibia, dejar de darle importancia a las cosas y caos que sucedían a su alrededor. Ese día Agustina se prometió a si misma no volver a llorar, ser tacaña con sus lágrimas. Ese día, Agustina decidió volver su corazón de piedra y dejar de sufrir. 

Desde entonce Agustina anda por la vida, sin importar el color del día, caminando y mirando, observando y sintiendo. 

Y de vez en cuando, sonriendo.


Y para Finalizar: Something about us - Daft Punk

domingo, enero 20, 2013

Pascual, Jacinta, los nardos, las violetas y el marañón.

Comienzo con: All you need is love - The Beatles 

Jacinta se levantaba todos los días, muy temprano en la mañana a tomar un café bien cargado que abriera sus ojos, su estomago y su cabeza y la dejara lista para un nuevo comenzar.

Comenzaba sus días sonriendo, así un mar de problemas cayeran a diario sobre ella.

Pascual, un hombre trabajador, sincero, lleno de vida y de ilusiones, se levantaba a la mañana, abría las cortinas de su habitación, daba un fuerte respiro de aire puro y sonreía  Él sabia que cada día seria una nueva experiencia cargada de emociones.

Jacinta y Pasucual se reunían todos los días en el comedor comunitario para ayudar a las personas que a él llegaban en búsqueda de un pan que apaciguara la fría noche que habían tenido en alguna calle. Jacinta y Pascual eran felices, juntos, así el mundo gritara lo contrario.

"I think I'm gona be sad,
I think is today, yeah..."

Ella, como toda mujer de pueblo, media el sol y la lluvias, con el simple salivar de su dedo. Tenía esa intuición asertiva sobre el estado del clima y de esta manera sabía claramente qué sembrar y en que fecha hacerlo. Él un poco reacio a su experiencia, desconfiaba siempre del instinto sobrenatural de Jacinta, trataba de hacerle creer que ella, pese a ser una gran mujer siempre estaría equivocada al respecto. Sin embargo, las cosechas de Jacinta siempre daban grandes riquezas para el hogar. Sólo ella sabia como manejarlas.

Un día Pascual, cansado del cultivo de flores, le llevo a Jacintas unas semillas de marañón, le pidió que las sembrara en tierra fértil y que ella vería como se harían millonarios de la noche a la mañana. Jacinta, desde que escuchó las primeras palabras de Pascual, desconfió de tan certero testamento promulgado por Pascual, ella, tenia instinto, ella sabría que nada buen traería para su hogar. Se resitió por un tiempo a sembrarlas 

"Money can't by me love..."
"I love you I love you I love you is all I want to say..."

De repente dada la presión de Pascual, Jacinta accedió a sembrarlas, sin saber él que le daba a ella las herramientas para la desconfianza.

Pasaron los meses y el cultivo no brillaba como debería brillar, los demás cultivos daban frutos y felicidad a la pareja, pero aquel sembrado de marañón, llenaba de ansiedad y preocupación a cada uno por aparte, a su manera. Jacinto se lamentaba todos los días por haber llevado esas semillas a casa, Jacinta se arrepentía día a día de haber permitido sembrarlas al lado de los hermosos nardos y violetas que adornaban el paisaje.

Una mañana, en la ausencia de Pascual, Jacinta se levantó como todas las mañanas  a preparar su café cuando de repente, al mirar por la ventana vio que el marañón por fin había dado frutos.

" I didn't realize as I looked in your eyes you told me oh yes, you told me, you don't want my loving anymore. Thats when it hurt me..." 

Contrario a lo esperado, Jacinta no saltó de felicidad. Un oscuro sentimiento corrió dentro de ella. Sabía que algo malo estaba por venir. Pascual, al llegar esa noche y ver el marañón florecido se llenó de regocijo y se sintió en una parte tranquilo porque había demostrado que no estaba equivocado, sin embargo, le inquietaba profundamente el presentimiento de Jacinta. Él sabia perfectamente a qué se debía esa intranquilidad que se adueñaba de ella, sin embargo, se mantuvo firme en su posición de haber hecho lo correcto.

Cinco días después del florecimiento del marañón, Jacinta se levantó a la mañana a preparar el café y al pararse en la ventana a disfrutar de su aroma y sabor, se percató de algo muy malo. Salió corriendo al jardín y pegó un fuerte grito. Pascual salióo afanado, apenas acomodándose la bata a ver que había pasado. Al levantar la mirada y ver lo sucedido, sólo pudo poner su mano en el hombro de Jacinta quien se hacía en el piso llorando. Las flores que tan bellas se veían en el marañón habían traído una plaga que había destruido el cultivo de nardos y violetas que tanto Jacinta cuidaba y por las cuales daba la vida.

Jacinta le reprochaba con dolor aquella impetuosa decisión de sembrar esas semillas. Ella sabía que nada bueno resultaría de ellas, estaba segura. Se arrepentía completamente de haber dado su brazo a torcer y haber aceptado esas palabras que la convencieron de sembrar al enemigo en su casa. El trabajo de tantos años se había visto destruido por un simple capricho, por unas simples ganas de satisfacción, por haber llevado la corriente.

Las cosas nunca volvieron a ser lo mismo. Jacinta se ensimismó y se negó  volver a salir a aquel desolado jardín sin flores que la saludaran cada mañana al tomar su café. No se perdonaba a si misma haber permitido sembrar esas semillas. No se perdonaba a si misma haber sido la autora material de aquel nefasto crimen.

Una mañana al despertar de Pascual, bajó a la cocina y notó que Jacinta ya no estaba. Le había dejado una nota, pegada en la cafetera que decía más o menos así:

"Mi amado Jacinto:

Media vida se me queda en estas letras, media vida se me escurre por las mejillas, media vida llena de recuerdos y emociones hermosas que adornaron tantos años de mi vida a tu lado se me van entre los dedos mientras escribo en este arrugado papel, pero ha llegado el momento de partir. Tu nunca podrás aceptar el gran error cometido, yo tampoco podré perdonarme el haberlo permitido, el haberlo patrocinado, el haberlo secundando. Aquello por lo que tanto luche conservar se ha venido al suelo ya no hay nardos ni violetas que me acompañen en mis mañanas. No tiene ningún sentido continuar con una historia llena de reproches por los errores que cada uno ha cometido. Es mejor partir y dejar que el sol vuelva a secar esta tierra para que un nuevo riego la vuelva a nutrir y algún día tu puedas volver a sembrar en ella.

Te dejo todos los enceres, me llevo conmigo 3 violetas y 2 nardos que sobrevivieron, para tenerlos en mi pelo todos los días hasta que estén secos. Cuando esto suceda los guardaré en aquel libro que tanto me gustó leer.

Con amor,

Jacinta."

Pascual cayó sentado en el comedor. Se negaba a creer que Jacinta hubiese partido por aquel suceso, no lograba entender el gran daño que había causado al llevar esas semillas de marañón aquella noche a su casa.

Cuentan los que historias se dedican a contar, que con el pasar del tiempo, Pascual empezó a regar y cuidar aquel jardín y hoy en día, es el cultivo de nardos y violetas más hermoso que existe en la zona, el cual por supuesto, le entrega grandes dividendos. Cuentan que cada mañana, Pascual se levanta se prepara un café cargado y al mirar por la ventana sonríe. Sonríe porque recuerda a la bella Jacinta y sabía que en el fondo, esa era la mejor decisión. 

"Little darling, its been a long cold lonely winter, little darling, it feels like years since it's been here, here comes the sun..."

  Y para Finalizar: Here comes the sun  - The Beatles.