CoMiEnZo CoN:
" A medida que empece a sentir los efectos de la droga, fui presa de un miedo repentino. Me habia tomado un alucinogeno que confundia los estados del sueno y la vigilia, la infancia y la edad adulta, y que en el proceso perforaba el celofan que me separaba de la locura. A veces las drogas han sido para mi un viaje a los horrores de la vida, otras una fuga de ellos. Pero las pesadillas nunca son mas horribles que la vida. ¿O si?
Tal vez no he debido preocuparme. De nino todo me parecia una novedad, y siempre estaba intoxicado. No es que el alcoholismo fuera un rasgo familiar: era nuestra marca registrada. Para los anos de mi adolescencia yo ya chupaba licor con las ganas de alguien que esta realmente espantado de la propia existencia. Y a partir de ahi arranque.
Cuando cumpli los 30, el crack se habia apoderado de mi con la rauda facilidad con que un aguila alza con un conejo. El crack me condujo a la heroina: primero fumada y luego inyectada. Yo metia porque queria escapar de una vida que me parecia insoportable. Y metia porque las drogas me gustaban. El ritual de intoxicarse es uno de los placeres mas dulces que un hombre puede llegar a sentir. La aguja, el cinturon que aprieta el brazo, la sensacion de la punta penetrando la piel... El extasis al tocar la vena es incomparable. La felicidad completa va a ser tuya en un instante. Uno oye cantar a los ángeles. Uno siente el beso de Dios. El mundo como un todo esta banado en un aura radiante de trance, de contento y de paz.
Aquellos que nunca han consumido drogas no pueden entender esta delicia..."
El resto de este relato aca
Me AcOmPaNa:
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